domingo, 25 de marzo de 2007

A day in the life (The Beatles, 1967)


Queda inaugurado este blorg. Qué nervios. Bien, vamos a ello: principios de 1967. Cuatro chavalotes de Liverpool en estado de gracia comenzaban a trabajar en un disco que cambiaría para siempre la historia del rock. Tras descartar por razones comerciales 'Strawberry Fields Forever' y 'Penny Lane' (échale huevos), la primera canción que grabaron para dicho disco cuyo nombre no emplearé aquí fue... esto. Su obra maestra. Quiero hacer hincapié en que esta no es mi canción favorita de los Beatles (¿quién coño tiene UNA canción favorita de los Beatles, a ver? Que salga si tiene lo que hay que tener), pero no se me caen los anillos al calificarla, objetivamente, como su obra maestra. Argumentos a favor:

-Una estructura nunca vista hasta la fecha en la música pop, y que, lejos de sonar forzada, encaja de forma casi mágica, hasta el punto de que no puede concebirse de otra manera.
-La mejor compenetración del dúo Lennon-McCartney (vale, sin contar 'We can work it out').
-La batería más inteligente jamás grabada por Ringo.
-Una letra que va de lo surrealista a lo cómico, interpretada por un Lennon más hipnótico que nunca.

No está mal para unos jipis, ¿eh? Como esta introducción empieza a oler, comencemos.

0:01 - Se desvanecen los últimos rescoldos del 'reprise' de Sgt. Pepper's, y empieza a alzarse una sencilla serie de acordes de guitarra limpia en el canal izquierdo.
0:08 - El último acorde se mantiene, y se superponen un piano y el bajo de McCartney, que comienza doblando al piano pero pronto toma vida propia.
0:14 - Entra la voz reverberada de Lennon por la derecha. Piano y guitarra, junto a una percusión mínima, sostienen la canción desde la izquierda, mientras el bajo tiene libertad por el centro para campar a su gusto, aunque de momento se contiene.
0:49 - Entra la batería para dar la bienvenida a la segunda mitad de la estrofa. Primero, dos redobles aparentemente irrelevantes, que desembocan en un ritmo básico, adornado al final de cada compás por arreglos sincopados. El resto del arreglo permanece inmutable.
1:07 - Lennon rompe su perezosa melodía vocal con un monocorde colofón culminado en una nota aguda. Fin de la primera estrofa, con un piano que se desplaza al centro y cobra fuerza en los segundos finales. La segunda estrofa sigue los derroteros de la primera (si algo es perfecto, ¿para qué cambiarlo?). Relájense y disfruten.
1:40 - "I'd love to turn you on" - la voz principal se desvanece por la izquierda como en un sueño, mientras que por ese mismo lado toma fuerza el piano y por el centro entra un enjambre de cuerdas que al principio no se sabe muy bien a qué ha venido.
1:55 - ¿Ein? ¿Qué está pasando aquí? A tomar por culo la melodía, aquí sólo queda una orquesta de esquizofrénicos empeñados en aporrear sus instrumentos subiendo, subiendo y subiendo de intensidad; perdónenlos, la culpa fue de las putas drogas. Y sube más, y más. Pero por Diox, ¿cuánto más van a sostenerlo? Exactamente hasta...
2:17 - La orquesta calla abruptamente. Suena un despertador, todo fue un sueño: vuelven el piano (izquierda) y la batería y el bajo (centro), éste último con un sonido más sólido. El tito Paul nos lleva de vuelta a la realidad por el canal derecho. Atentos a la línea de bajo, sencillamente brillante. La melodía es despreocupada y mundana, nada que ver con lo visto hasta ahora ni con lo que viene a continuación.
2:50 - El punto culminante. Lennon vuelve, y no está solo: le acompaña una sección de orquesta, esta vez sobrios. Su voz, con más eco todavía, sobrevuela al oyente de derecha a izquierda, de izquierda a derecha... y la orquesta se hace más y más fuerte, hasta reconducir la canción a sus orígenes con...
3:17 - 5 notas geniales.
3:20 - Ups. Hemos vuelto al sueño. ¿O es la realidad? ¿Y a quién cojones le importa? Ya no nos esperan grandes sorpresas (¿os parecen pocas?), el arreglo sigue el mismo esquema de anteriores estrofas (aunque ahora piano y guitarra están a la derecha, con la voz a la izquierda, y la batería de Starr ya está completamente desbocada), y, ¡SÍ!, al final, la maldita orquesta de locos vuelve a la carga. ¿Dónde acabará esto, joder?
4:21 - Pues en un segundo de tenso silencio seguido de un poderoso acorde tocado en tres pianos, que se prolonga hasta el infinito, cerrando el tema y el disco que supuso la cima de la creatividad de los Beatles. Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.